SEXUALIDAD

 

Es parte del proceso de maduración de un joven entender que cuando se habla de sexualidad no nada más se trata del aparato reproductor masculino o femenino, de sexo, de órganos sexuales o de relaciones sexuales. Cuando se habla de sexualidad se refiere a la persona en todas sus dimensiones. Básicamente, por el hecho de ser seres humanos, nos conforman dos grandes dimensiones que se tienen que aprender a cuidar, la dimensión corporal y la dimensión espiritual.

La inteligencia, la voluntad y la capacidad de amar no se pueden ver ni tocar, pero sabemos que las tenemos y forman parte de nuestra dimensión espiritual. Estos tres elementos son los que nos van a guiar durante toda nuestra vida y la juventud es una etapa determinante para educarlos lo mejor posible.

Inteligencia

Nadie puede educar tu inteligencia por ti, le corresponde a cada persona. Te pueden ayudar tus papás, maestros, escuela, libros o adultos con experiencia, pero nadie lo puede hacer por ti, de cada persona depende que su inteligencia crezca o que se quede pobre y pequeña. Depende de cada quien el nivel que quiera desarrollar con esfuerzo y dedicación. Todo lo que te sucede, tanto lo bueno como lo aparentemente malo en un principio, te puede dejar grandes lecciones o aprendizajes, pero no tienes que exponerte a todo lo que se atraviesa en tu camino. A veces, los testimonios y las enseñanzas de otras personas nos pueden ayudar a que no pasemos por las mismas situaciones difíciles o complicadas, podemos ahorrarnos sufrimiento innecesario.

Voluntad

Es el freno personal de tu vida que te puede ayudar a detenerte cuando estás por hacerle daño a alguien más o daño a ti mismo con una mala o pésima decisión. Por ejemplo, el bullying. Es muy fácil que tu inteligencia entienda que el bullying puede hacerle daño a una persona física, psicológica o emocionalmente, y al ser fácil de entender ¿Se ha logrado erradicar el bullying? No, al contrario, se ha agravado y ha trascendido a la era tecnológica con el ciberbullying y el sexting. Si una persona, aunque lo entienda, tiene la voluntad pobremente educada, ¿Con qué fortaleza va a poder detenerse antes de hacerle daño a alguien? ¿O daño a sí mismo? Hay que educar la voluntad, es la que nos puede ayudar a que nuestra inteligencia sea congruente con nuestros actos. Otro ejemplo son las adicciones, las personas podemos comprender que estas pueden poner en peligro el cuerpo, la salud, el cerebro, el proyecto de vida, entre otras cosas. Es fácil que nuestra inteligencia entienda que las drogas destruyen, pero si una persona tiene la voluntad pobremente educada, ¿con qué fortaleza se va a detener ante una situación de peligro?, ¿Con qué fortaleza va a decir “no” o se va a alejar de algo que le puede llegar a destruir su vida?

También es fácil que en la juventud nuestra inteligencia comprenda que no nos conviene tener relaciones sexuales a temprana edad, porque nos puede exponer a todas las consecuencias que implica ser sexualmente activo. No todo se trata de un posible embarazo, y nuestra inteligencia lo puede entender, pero ante una situación de placer, ¿Con qué fortaleza vamos a poder defender nuestro proyecto de vida, hasta de nuestros propios instintos o impulsos, de un rato que puede ser sólo fugaz y dejar una estela de estragos difíciles de sobrellevar? Si no hay voluntad no hay límites, si no hay límites podemos hacer un desastre con nuestras vidas o nos convertimos en personas capaces de destruir fácilmente la vida de alguien o la de nosotros mismos, incluso sin haberlo planeado de esa manera.

Capacidad de amar

Todos tenemos esta capacidad, sin embargo no todos saben amar, ya que esta es una capacidad innata que no nos enseñan a educar. Mucha gente se crea su propia concepción del amor en base a todo lo que ha visto, leído, escuchado, entendido y creído que es el amor. ¿Qué es amar? Amar es querer el máximo bien para la otra persona por encima del propio bien. ¿Cuántas veces le hemos fallado a un ser querido con nuestras ofensas, palabras o actitudes? ¿Cuántas veces los hemos llegado a lastimar con nuestras acciones? ¿Cuántas veces los hemos decepcionado con nuestras decisiones? Seguramente más de las que pudiéramos llegar a recordar, pero a pesar de eso, siguen queriendo nuestro bien, les importa nuestra vida y lo que nos pudiera llegar a pasar, porque eso es amar. Ahora bien, si alguien en la etapa de la juventud llega contigo y te dice que “te ama”, ¿Cómo te vas a dar cuenta que es cierto? ¿Porque te endulce el oído? ¿Porque te diga lo que quieres o necesitas escuchar? ¿Porque sientas que tu corazón se te quiere salir del pecho cada vez que estás con esa persona? ¿Porque te regale flores, te invite a comer o te mande mensajes románticos todo el día?

Para un sano proceso de maduración es necesario desarrollar también inteligencia emocional y afectiva, aprendiendo a separar las cosas y a darle a cada cosa su respectivo lugar a tiempo. Una cosa son las palabras bonitas, otra cosa son los sentimientos bonitos, que tú sientas algo por otra persona o que esa otra persona sienta algo por ti, somos seres humanos que experimentamos emociones y sensaciones, pero pasajeras, van y vienen, dependen de nuestros temperamentos, de nuestro estado de ánimo, de cuestiones físicas, químicas, hormonales y de nuestro cuerpo, que probablemente no dominamos del todo. Y otra cosa son los hechos, ¿Cómo te vas a dar cuenta que alguien te va a amar en tu vida? Porque te lo demuestre con hechos. Un hecho sería que no te va a exponer a los 40 diferentes tipos de transmisión sexual que existen en promedio y que se clasifican como virus, bacterias, hongos o parásitos, alguien que te ame no te va a exponer a ninguna. Alguien que te ame no te va a hacer que formes parte de la estadística de que México es el país número uno en embarazo en adolescentes a partir de 12 años, pero con mayor incidencia de 15 a 19 años. Alguien que realmente nos va a amar no nos va a chantajear, a manipular y mucho menos nos va a obligar a tener relaciones sexuales o a hacer algo que en el fondo sabemos que nos puede exponer a consecuencias que por el momento no quisiéramos enfrentar o sufrir, ya sea por ser menores de edad o simplemente no nos gustaría pasar por algo que no está en nuestros planes presentes.

Si una persona dice amar a otra, pero la expone a todas las consecuencias que implica el ser sexualmente activo, y por lo tanto, a cada rato expone su proyecto de vida ¿La está amando? No es tan difícil darnos cuenta cuando realmente va a haber amor y cuando no, el problema es darle el nombre de amor a cuestiones falsas o que nos queramos auto engañar por estar cegados en la etapa del enamoramiento, o dando rienda suelta al puro impulso sin pensar en las consecuencias de la otra persona o en las propias.

Si de verdad queremos aprender a amar es necesario, primeramente, aprender a amarnos. Amarnos implica cuidar nuestra vida, cuerpo y sexualidad, porque es todo lo que tenemos y todo lo que somos. Somos seres humanos únicos e irrepetibles, no hay nadie en el mundo igual a otro, la constitución de tu ADN en el momento de tu concepción te determinó y te creó a ti específicamente. No eres una casualidad, no eres un error de absolutamente nadie, por algo fuiste tú y estás aquí, tienes una misión personal en esta vida, estás aquí por y para algo.

 

La adolescencia es una etapa muy bella, no para exponerse, sino primero que nada para conocerse, saber quién eres, cuál es tu potencial y qué talentos y habilidades tienes. Todos tenemos talentos y habilidades diferentes, la misión está en descubrirlos. Lo ideal es invertir tiempo, juventud y energía en averiguar los talentos propios, descubrir para qué eres bueno y para qué podrías ser mejor, porque muy probablemente por ahí va encaminado tu proyecto de vida.

Dimensión corporal

Se refiere a lo que podemos ver y tocar de nuestra persona. Nuestro cuerpo lo podemos ver y tocar, pero hay partes de nuestra persona que no se pueden ver y tocar. La inteligencia, la voluntad y la capacidad de amar no se pueden ver ni tocar, pero sabemos que las tenemos y forman parte de nuestra dimensión espiritual.

Dimensión espiritual

Se refiere a nuestra alma. Es un aspecto filosófico muy importante para comprender nuestra esencia y nuestra dignidad humana. El alma es aquello que nos permite a todos los seres humanos hacer uso de tres capacidades muy importantes que es necesario aprender a educar en nuestra vida: la inteligencia, la voluntad y la capacidad de amar. Estos tres elementos son los que nos van a guiar durante toda nuestra vida y la juventud es una etapa determinante para educarlos lo mejor posible.

Estas tres capacidades ayudan a hacer uso de la libertad.

Libertad no es hacer lo que quieras cuando quieras, libertad es tomar las riendas de tu vida, dirigiéndola lo mejor posible, sin dañar a terceras personas ni a ti mismo.

Hay que luchar por todo lo que se desea construir en la maravillosa etapa de la juventud y tener conciencia para tomar las mejores decisiones, por el propio bien y de los que se ama, siendo un detonante de cambio positivo para esta sociedad que necesita de todos.

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ABORTO… ¿DERECHO A DECIDIR?

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